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Tratamiento médico óptimo de la enfermedad arterial periférica


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El tratamiento de la enfermedad arterial periférica (EAP), especialmente en su estadio inicial, puede ser una sencilla —aunque desagradable — experiencia, pero puede complicarse en pacientes con patologías comórbidas. El enfoque adoptado en los casos más graves, cuando la viabilidad de las extremidades se encuentra amenazada, es bastante diferente y requiere procedimientos más radicales. No obstante, incluso estos pacientes de alto riesgo pueden beneficiarse de un exhaustivo programa de tratamiento.

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En este blog, conocerá:

¿Se trata a los pacientes con la enfermedad arterial periférica (EAP) de forma menos exhaustiva y eficaz?

La prevalencia de la EAP está en alza, de 202 millones en 2010 a casi 237 millones de adultos en 2015, y se prevé que esta tendencia continúe en el futuro próximo (12). La EAP sin diagnosticar ni tratar puede derivar en una isquemia crítica del miembro, el último y más grave estadio de la enfermedad, que está asociado a un riesgo de mortalidad y amputación muy alto (34567).

Sin embargo, los chequeos para diagnosticar la EAP se realizan de forma esporádica, incluso en sistemas sanitarios desarrollados, y suelen pasar por alto a pacientes de alto riesgo, que serían los más beneficiados. Un estudio exhaustivo llevado a cabo en el Reino Unido descubrió que aproximadamente el 40 % de los pacientes con úlceras en las extremidades inferiores no había recibido una evaluación del índice tobillo-brazo (ITB) o no estaba claro si se había realizado una grabación (8).

Los motivos de tan terrible situación son numerosos y abarcan desde un conocimiento dispar sobre la prevalencia de la EAP hasta un uso de métodos de diagnóstico bastante imprecisos y poco fiables (9). Existen formas de remediar este problema como, por ejemplo, aumentar el tiempo asignado a cada paciente que acude a una consulta o utilizar dispositivos de diagnóstico modernos para el ITB (10111213). Podríamos decir lo mismo del tratamiento de los factores de riesgo, aunque estos se dan en el ámbito del paciente y no del médico, que puede asesorar y apoyar al primero.

¿Qué son los factores de riesgo modificables de la enfermedad arterial periférica (EAP)?

Como muchas otras ECV, especialmente las de naturaleza aterosclerótica, la EAP presenta varios factores de riesgo bien definidos (14). El factor de riesgo modificable más destacado es el tabaquismo, aunque algunos creen que el primer lugar debería ser ocupado por la diabetes mellitus. Pero lo cierto es que solo la incidencia de la diabetes de tipo 2 está asociada a un estilo de vida poco saludable, mientras que la causa del tipo 1 está muy relacionada con factores genéticos y que, por lo tanto, están fuera del control del individuo.

Sin embargo, el tabaquismo está asociado a ambas, y muchas personas siguen optando por fumar a pesar de la ingente cantidad de pruebas que demuestran su nocividad. Desde la perspectiva de la salud cardiovascular, específicamente, se estima que el 10 % de todas las muertes cardiovasculares que ocurren al año en todo el mundo (aproximadamente 1,7 millones de fallecimientos) se deben al consumo de tabaco (15). El humo que inhalan los fumadores pasivos es la causa responsable de otras 360 000 muertes cardiovasculares al año (16). Los fumadores, especialmente las mujeres, tienen un mayor riesgo de padecer EAP y de sufrir peores consecuencias que los no fumadores (171819).

Por suerte, dejar de fumar invierte o, al menos, mitiga algunos de los efectos dañinos como, por ejemplo, la rigidez arterial. Entre los beneficios, se incluyen la disminución del riesgo global de EAP, la mejora de los síntomas de la claudicación y la reducción del riesgo de amputación, fracaso en el injerto, restenosis tras la revascularización endovascular, infarto de miocardio (IM) y mortalidad (2021222324).

Otros factores de riesgo modificables de la EAP destacados son la hipertensión, la hiperlipidemia y la obesidad (2526, 27). El tratamiento y el control de la EAP son más difíciles en pacientes que se encuentran al mismo tiempo en varios grupos de riesgo.

¿En qué consisten un tratamiento y un control conservadores de la enfermedad arterial periférica (EAP)?

Todos los regímenes de tratamiento de la EAP deben incluir un componente conservador que incorpore un tratamiento adecuado de la hiperglucemia, dejar de fumar, un tratamiento de la hipertensión y de la hiperlipidemia, y cambios en el estilo de vida, tales como mantener un peso saludable, una dieta equilibrada y unos niveles adecuados de actividad física (28). Por lo tanto, el consumo de al menos una parte de los fármacos de un tratamiento conservador, como bloqueadores beta, inhibidores de la ECA, medicamentos antiplaquetarios y estatinas y cilostazol, también forma parte de un tratamiento conservador.

¿Qué función desempeñan los fármacos en el tratamiento de la enfermedad arterial periférica (EAP)?

La función principal de los diversos fármacos que benefician a los pacientes con EAP es reducir la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares adicionales y episodios que puedan derivarse de un diagnóstico de la EAP. Aquellos pacientes que presenten una enfermedad arterial coronaria (EAC) deben someterse a una terapia consistente en una combinación de bloqueadores beta, medicamentos antiplaquetarios e inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina (ECA) (28). Incluso por sí solos, estos últimos fármacos han demostrado de manera eficaz que reducen los episodios cardiovasculares en pacientes con EAP (2930). Controlar la hiperlipidemia con estatinas es igualmente beneficioso (31).

Los resultados del Estudio de Protección del Corazón (Heart Protection Study, HPS), llevado a cabo en el Reino Unido y en el que participaron pacientes sujetos a un régimen diario de 40 mg de simvastatina durante un período de 5 años, son especialmente reveladores (32). Se demostró una reducción del 12 % en la mortalidad total, del 17 % en la mortalidad vascular, del 27 % en las embolias, del 24 % en los episodios relacionados con la EAC y del 16 % en los procedimientos de revascularización (no coronarios) (32).

Incluso los pacientes con varios factores de riesgo de la EAP, pero sin un historial con un diagnóstico positivo, deberían someterse a una terapia con estatinas (28). Por último, los pacientes con EAP sintomática, es decir, claudicación intermitente, deberían tenerse en cuenta para el tratamiento con cilostazol, que permite caminar una mayor distancia sin dolor (33).

El tratamiento médico óptimo de la EAP consta de un programa exhaustivo que incluye cambios en el estilo de vida y un tratamiento a base de fármacos para la hipertensión, la hiperlipidemia y la claudicación intermitente.