Actualmente, a raíz de la pandemia de la COVID-19, la salud pulmonar es más importante que nunca, y muchas personas están en riesgo debido a enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio. Los fumadores están especialmente en riesgo, ya que presentan daño pulmonar debido a la contaminación ambiental o a la exposición a sustancias químicas peligrosas. Sin embargo, existen muchas otras afecciones pulmonares que requieren un diagnóstico preciso y una intervención y un tratamiento oportunos, así como chequeos periódicos para determinar el progreso de la enfermedad.
En este blog, conocerá:
La prueba de marcha de 6 minutos (6MWT, por sus siglas en inglés) se desarrolló originalmente para evaluar la tolerancia al ejercicio físico de los pacientes con problemas cardiopulmonares, pero pronto encontró utilidad en personas con una amplia variedad de otras condiciones que no eran cardiopulmonares, entre las que se incluyen enfermedades neurológicas y neuromusculares complejas, como la esclerosis múltiple (EM) [1, 2, 3, 4, 5]. En resumidas cuentas, la prueba 6MWT suele ser el método más seguro para una evaluación práctica y económica de la capacidad funcional general, pero tiene muy poco valor diagnóstico para grupos de órganos específicos implicados en el ejercicio físico. En otras palabras, la prueba 6MWT solo puede indicar la mejora o el deterioro de la capacidad funcional debido a una enfermedad.
En el caso de las afecciones pulmonares, la prueba 6MWT está indicada para pacientes que esperan recibir un trasplante de pulmón o que padecen fibrosis quística [6, 7, 8]. También resulta útil para evaluar la mortalidad posquirúrgica en los pacientes receptores de una resección pulmonar y la gravedad de la hipertensión arterial pulmonar (HAP), una compleja afección cardiopulmonar que resulta difícil de tratar y controlar [9, 10]. No obstante, su gravedad no se corresponde (por suerte) con su prevalencia, como sí ocurre con otra enfermedad pulmonar que es la tercera causa principal de muerte a nivel mundial [11].
Hablamos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). El aumento de los índices de consumo de tabaco y de contaminación atmosférica en los países de ingresos medios y bajos son las principales causas de esta preocupante tendencia, a la que se suma el envejecimiento general de la población [11, 12, 13, 14]. La EPOC es ya la segunda principal causa de muerte en todo el mundo (después de las enfermedades cardiovasculares) y se prevé incluso que ocupe el primer puesto en la próxima década [11, 15]. Su alta prevalencia viene acompañada de una alta morbilidad, un elevado coste del tratamiento y una pérdida de productividad, que representan 2,1 billones de USD del coste económico global de la EPOC [16].
Los pacientes con EPOC sufren un importante deterioro de su calidad de vida y de su capacidad funcional, especialmente los que padecen comorbilidades de carácter cardiovascular [17]. También son habituales las comorbilidades psicológicas. Los pacientes con EPOC tienen un mayor riesgo de sufrir depresión, especialmente los que padecen una EPOC grave, según los índices de prevalencia comunicados, que están comprendidos entre el 24,6 % y el 27,1 % [18, 19, 20]. La combinación de estos factores psicológicos y fisiológicos hace que su tratamiento y su control sean aún más complejos y difíciles. Por suerte, no todas las herramientas terapéuticas o diagnósticas son caras.
Existen varios métodos establecidos para evaluar la capacidad funcional de los pacientes con EPOC, pero prácticamente ninguno es tan práctico y rentable como la prueba 6MWT, que se utiliza para evaluar la eficacia de las medidas de rehabilitación pulmonar, las intervenciones terapéuticas y el seguimiento del progreso de la enfermedad. Varios estudios han demostrado que incluso una corta distancia inicialmente en la prueba 6MWT está asociada a una mayor mortalidad en el período de tres años que sigue al examen de pacientes con una EPOC y comorbilidades graves [21]. Esto no debería sorprendernos, ya que la capacidad física está íntimamente correlacionada con los índices de supervivencia de las personas que padecen EPOC [22, 23].
El valor diagnóstico de la prueba 6MWT es especialmente evidente en pacientes con EPOC grave que dejan de tener cambios significativos en su volumen espiratorio forzado o VEF 1, es decir, el volumen de aire que puede espirarse forzosamente en el primer segundo que transcurre tras una inspiración completa. Por último, existe una correlación entre la prueba 6MWT y los indicadores de percepción de mala salud, cuya utilidad va más allá de la evaluación de las limitaciones físicas al incluir componentes psicológicos y emotivos de la enfermedad [25, 26, 27]. Dejando de lado el carácter global de la prueba 6MWT, el simple hecho de detectar la hipoxia silenciosa puede resultar extremadamente útil para el triaje de pacientes que sufren esta insidiosa afección respiratoria que suele llenar titulares y, desgraciadamente, también morgues.
Se ha escrito mucho sobre la COVID-19, aunque no cabe duda de que aún se seguirán llenando muchas páginas en el futuro próximo dado lo novedoso de la enfermedad y las distintas variables que aún deben estudiarse y que afectan al riesgo de infección y a la gravedad de esta enfermedad. Además de la alta mortalidad, lo que sabemos en la actualidad es bastante preocupante, especialmente en lo que respecta a las complicaciones a largo plazo, entre las que se incluyen fatiga severa, debilidad muscular, problemas cognitivos y daños en los pulmones y el corazón en aquellas personas que se han recuperado de la fase aguda [28, 29].
Un tratamiento y un control eficaces de estos pacientes, así como de los casos críticos en la fase aguda, son todo un enigma ante la falta de biomarcadores y herramientas pronósticas precisas [30]. No obstante, la prueba 6MWT podría considerarse una de las herramientas para resolver esta cuestión. Un estudio preliminar limitado halló que la prueba 6MWT, junto con la medición del SpO2, es una herramienta útil para el diagnóstico de la hipoxia sintomática inducida por el ejercicio en pacientes hospitalizados antes del alta prevista [31].
La prueba 6MWT es una valiosa herramienta de evaluación que permite evaluar el progreso de las enfermedades pulmonares a través de la mejora o del empeoramiento de la distancia caminada, y que debe utilizarse como parte de un exhaustivo programa de monitorización y chequeo de cada paciente.